Pese a que el Arsenal hizo todo lo posible para impedir que los aficionados neonazis del Napoles entraran en el estadio, muchos de ellos lograron colarse y la liaron, no sólo en Wembley sino también en la calle, causando multitud de destrozos. El más grave de todos en una cafetería, donde agredieron a un aficionado gunner y sólo la intervención de la policío impidió que la cosa fuera a mayores.