El conjunto gallego pretende reforzar su delantera
El RC Celta trabaja a marchas forzadas para rearmar la delantera, un hecho que no hace sino dejar claro que el club gallego asume el tremendo error cometido el pasado verano en la planificación de la plantilla. El que más gusta es Mariano Díaz, aunque todo depende del Real Madrid. De momento ya le han hecho sitio.
Porque el Celta vendió a Maxi Gómez al Valencia, por 15 millones más el pase de Santi Mina. Parecía una operación espectacular, pero había que rematar la faena con la llegada de un nueve de referencia que ocupase el rol de Maxi. Se apostó por Gabriel el Toro Fernández, un jugador que no se ha adaptado al ritmo del fútbol español.
Por eso ahora, a la desesperada, el club quiere sacarse de encima al delantero uruguayo. De hecho está muy cerca de concretar su viaje de regreso a Peñarol, para que retome la confianza y pueda venir en el futuro. Se irá cedido, aunque falta por plasmar las condiciones finales de la operación.
Y el Real Madrid da la sensación que ya ha decidido. Porque a pesar del buen nivel de Mariano en la Supercopa, ha sido recuperar a Benzema y el volver a quedarse fuera de la listas. Unas listas a las que sí ha entrado un Luka Jovic que seguirá en el Real Madrid. Por tanto, el RC Celta, tiene opciones todavía de hacerse con la cesión de Mariano.
La Copa como antídoto
En Balaídos se empieza a tener muchísima tensión ante una situación que se parece mucho a la del año pasado. Parece inexplicable que una plantilla con tantos jugadores talentosos no termine de explotar. No hay forma de lograr una victoria y el entrenador Óscar García ya no sabe ni qué probar para tener éxito.
Este pasado fin de semana se volvieron a escapar los tres puntos en la visita del RC Celta a San Mamés. Nuevamente, en el tramo final, se escapó la ventaja inicial conseguida en una estupenda combinación entre Rafinha y Iago Aspas. Un nuevo empate que sigue preocupando, sobre todo tras las victorias de Mallorca y Espanyol. Ahora, afrontan la eliminatoria copera contra el Mirandés, como gran antídoto.