El entrenador del Girona, reconoció que a su equipo le faltó eficacia en los momentos clave durante la derrota en Montilivi ante la Real Sociedad
El Girona FC sufrió una derrota por 0-1 en su casa ante la Real Sociedad en la jornada 10 de LaLiga, dejando a su entrenador, Míchel Sánchez, con sentimientos encontrados sobre la actuación del equipo. El partido, disputado en Montilivi, evidenció la solidez defensiva del conjunto visitante, que con esta victoria confirma su posición como uno de los equipos más difíciles de superar en el torneo.
Desde el arranque, el Girona mostró intención de dominar el balón y buscar espacios en el último tercio del campo. Sin embargo, la Real Sociedad supo controlar los momentos clave, cerrando filas con eficiencia y evitando que los locales generen ocasiones claras. Míchel resaltó la importancia del esfuerzo inicial, pero lamentó la falta de precisión en los metros finales, un factor decisivo que marcó la diferencia en este encuentro tan ajustado.
Los sistemas de juego y la disposición táctica fueron claves en el desarrollo del partido
El Girona apostó por una alineación flexible, con Paulo Gazzaniga en la portería, acompañado por una línea de centrales integrada por David López y Arnau Martínez. Los laterales, Miguel y Couto, buscaron profundidad, mientras que en el mediocampo destacó la labor de Aleix García, que intentó conectarse con los delanteros. Sin embargo, la intensidad defensiva de la Real complicó esta tarea.
Por su parte, la Real Sociedad apostó por su estructura habitual. Remiro fue sólido bajo palos, y su línea defensiva estuvo comandada por Zubeldia y Le Normand. En el centro del campo, Zubimendi y Brais Méndez se encargaron de mantener el equilibrio, facilitando la salida rápida hacia los atacantes Kubo y Oyarzabal, quienes llevaban un peligro constante.
Disciplina y gestión de las lesiones: dos aspectos determinantes
El encuentro transcurrió sin grandes altercados disciplinarios, pero las lesiones y molestias fueron un tema a tener en cuenta para Míchel. Abel Ruiz, uno de los jugadores más esperados, no pudo participar plenamente debido a una molestia física que arrastraba desde la víspera. La situación obligó al técnico a gestionar los cambios con cautela, priorizando la salud del jugador ante la posibilidad de agravar la lesión.
Míchel también mencionó que su equipo todavía necesita ajustar ciertas conexiones en el juego ofensivo. La falta de química entre los nuevos fichajes y los jugadores más asentados está afectando la fluidez en la creación de oportunidades. “Tenemos que seguir entrenando esas conexiones que se ven en cada paso o movimiento”, explicó el entrenador, dejando claro que confía en que los resultados mejorarán a medida que avance la temporada.
