Si el delantero uruguayo entra en rebelión se podría afectar absolutamente el plan de acción en el club
Pasado el trago amargo de LaLiga para el FC Barcelona, no queda más remedio que asentarse en la idea futura, que tiene de momento al menos la Champions al frente. Los jugadores están desmotivados, y la dirigencia atraviesa una crísis absoluta sin muchos visos de poder pasar la hoja. Pero es ahí donde un tema ha ganado relevancia, y carcome desde el interior a referentes y encargados políticos.
Se trata del caso Luis Suárez. El delantero uruguayo se ha ganado los méritos, luego de haber superado una lesión y de haber regresado con su mejor carta, el gol bajo el brazo. Ha sido importante para el club en esta recta final, y se ha dejado ver con su olfato intacto. Él, junto a su gran amigo, Leo Messi, exigen la extensión de su contrato que por ahora tiene algunas cosas por aclarar.
El trato tiene doble filo, por donde se toque corta
Josep María Bartomeu ha entrado en líos con el capitán del equipo. No se pueden entender, y lo que para el el jugador es correcto, para el presidente no lo es. Por su parte, el argentino ve con buenos ojos corresponderle al delantero con un año más en su contrato, pese a tener ya 33 años de edad. Eso le llevaría a estar vinculado a la escuadra catalana hasta 2022, en medio de una decisión un tanto polémica.
El dirigente considera que este hecho tiene dos salidas. La primera dejarle en libertad para que negocie como agente libre en este instante a un precio bajo. O la segunda, que es extenderle pero considerando una reducción salarial importante. De los 20 millones de euros que devenga al año, pasaría a ganar 15.
A Messi y a Bartomeu el único que camino que les queda es el entendimiento
Esta es una situación bisagra, una de esas cosas que no se supone sea sencilla de afrontar para ninguno de los dos. Sin embargo, el club está en el medio, y mientras tanto sus rivales le comen la tostada. Caído el tema Lautaro Martínez y los demás opcionados, Suárez es la vía posible que queda en el horizonte, así eso signifique sacrificar algunas posibilidades.
Si además de eso Suárez no apoya la moción, el club se verá obligado a responder hasta el final del contrato. Un acto desproporcionado de acuerdo a la actualidad económica del club, y al hecho de estar inmerso en delicadas situaciones legales. No quedan muchos caminos y el tiempo se agota, este último año de gestión para Bartomeu se antoja bien complejo.
