Espera la recuperación de su compañero y amigo en ataque, al menos mientras las posibilidades lo avalen
Como todos los equipos en estos momentos, el FC Barcelona se encuentra a la expectativa sobre las decisiones institucionales que den cabida a una re apertura de la actividad en los plazos estimados. Aunque dejando de lado este tema se han concentrado en lo que son sus opciones en torno a Lautaro Martínez, el delantero más indicado en el rol que busca perpetuar el equipo para sustituir a Luis Suárez.
Al uruguayo le queda poco tiempo a su mejor nivel, ya que con los 34 años que cumplirá en enero, está acortando su retiro a pasos agigantados. Pero que eso no sea un motivo de preocupación, hay personal al interno del club que considera que aún le queda gasolina por quemar, y uno de ellos es justamente el líder y capitán, el argentino Lionel Messi.
Consciente de que el club debe ir manejando los tiempos dentro de su proyección, cree que de momento no es necesario como se viene especulando el hecho de contratar por contratar a alguien en la zona. Si Suárez se recupera en la forma que todos piensan, tendrán delantero para rato, y además, con unas condiciones pasadas ya por los ojos críticos durante muchos años en Europa.
Suárez es de momento la clave para la salvación económica del club
Pensar en inversiones astronómicas con esto de la crísis en pleno auge es un suicidio. El club catalán se ha encargado durante todo este tiempo de mostrar ante la opinión pública sus insuficiencias en este sentido, y por más que traten, no le encuentran la ruta de escape. Así que pasados por lo obvio, los 164 kilos de Neymar y los 111 de Lautaro quedan desnudos.
Mantener a Suárez es el camino, y en eso no se piensan mojar demasiado. Además, lo que tienen detrás no es para nada descartable. Tanto Griezmann que puede suplir esa zona, como Dembélé y Fati, pueden aportar demasiado, y lo mejor, sin necesidad de invertir fuertes sumas de dinero que bien podrían servir para solucionar los temas legales.
De momento queda en el aire su contrato, que al igual que el de Leo Messi expira a mitad del otro año. No se había pensando o barajado una posibilidad de extensión, pero es este el momento en el que las dudas se empiezan a disipar, y mucho más cuando de flexibilizar los tiempos de captura de sus objetivos se trata. Al parecer una temporada en blanco prepara la directiva; malas noticias para su afición.
