Un nuevo conflicto federativo que compromete al FC Barcelona y a la RFEF
El FC Barcelona, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y el CA Osasuna se encuentran envueltos en una controversia que amenaza con tener consecuencias más allá de los tres puntos. El foco está en Íñigo Martínez, central azulgrana, cuya inclusión en el once titular frente al conjunto navarro ha encendido todas las alarmas legales y deportivas en el entorno de LaLiga.
La normativa de la FIFA es clara: todo jugador que cause baja con su selección por lesión no puede disputar partidos con su club en los cinco días posteriores al último compromiso internacional, salvo que exista una liberación formal de su federación nacional. En este caso, la Federación comunicó el 17 de marzo la baja del jugador tras recibir el parte médico del Barcelona, lo que teóricamente lo exoneraba de esta restricción. Pero Osasuna considera que no se han respetado los protocolos habituales y denuncia un trato de favor al club catalán.
El precedente Bryan Zaragoza alimenta la indignación navarra
La chispa que ha prendido el fuego es el agravio comparativo con Bryan Zaragoza, jugador que sí tuvo que personarse en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas para justificar su lesión ante el cuerpo médico de la selección. En contraste, Íñigo Martínez, que también se encontraba en Madrid en las fechas previas, no se presentó en la sede federativa.
La diferencia de trato ha sido recibida con estupor en Pamplona, donde los dirigentes de Osasuna no han ocultado su malestar. Aunque en la mañana del viernes no habían presentado oficialmente la impugnación, trasladaron su malestar tanto antes como después del encuentro en Montjuïc. El enfado se disparó al ver al central titular en un partido que terminó con victoria del Barça, lo que podría ser decisivo en la recta final de la temporada.
La posibilidad de impugnación está ahora sobre la mesa y recae en manos de la propia Federación, que paradójicamente es parte del origen del conflicto. Desde la Ciudad del Fútbol, sin embargo, aseguran que la situación no tiene recorrido legal, argumentando que el futbolista azulgrana fue debidamente liberado por la selección. Aun así, el trasfondo del problema no es jurídico, sino institucional: ¿por qué algunos clubes deben seguir el protocolo al pie de la letra y otros no?

El Barça arriesga: precedentes, tensiones y riesgos
Este episodio llega en un momento especialmente delicado para el Barcelona, ya presionado por el frente económico, el rendimiento deportivo y las investigaciones abiertas en el denominado caso Negreira. La sospecha de trato privilegiado por parte de la Federación añade un nuevo flanco de desgaste para la entidad presidida por Joan Laporta, que tampoco ha querido pronunciarse públicamente sobre el asunto.
Para Osasuna, el fondo de la cuestión va más allá de un simple partido. Se trata de sentar un precedente y exigir coherencia y transparencia en la aplicación de los reglamentos. Por eso, aunque la impugnación pueda parecer improbable en términos de éxito, se ha convertido en una cuestión de principios para el club navarro.
Si se confirma la impugnación formal, el caso podría escalar a instancias superiores y forzar a la Federación a revisar sus procedimientos internos. Lo que comenzó con una convocatoria cuestionada por parte de Luis de la Fuente, puede desembocar en una tormenta institucional de mayor calado si no se gestiona con transparencia y criterio.
El calendario tampoco ha ayudado. La disputa del partido el jueves 27 de marzo, aún en el marco del calendario FIFA, ha favorecido este tipo de enredos, evidenciando una vez más la desconexión entre las federaciones y las competiciones domésticas. En este caso, la falta de comunicación clara entre la RFEF, los clubes y FIFA ha abierto un nuevo capítulo de incertidumbre.