Al astro no le vienen bien las últimas decisiones de su jefe máximo
De todas las noticias que han rodeado en las últimas semanas al fútbol español, sin duda la amenaza de Messi por marcharse del FC Barcelona se ha robado todas las miradas. Es el emblema, y no solo de su club, sino de una Liga que por años fue considerada la mejor Liga del mundo por números y conquistas.
Sin dudas, gran parte del escándalo que aterroriza a propios y extraños la protagoniza Josep María Bartomeu. Sus decisiones de apoyo en temas tan crudos como las palabras de Abidal y las malas gestiones le están pasando la factura. Todo eso sumado a la imposibilidad de haber encontrado la ruta de extensión del contrato está sobre el tintero.
Para Messi ver la postura pasiva de Bartomeu en el caso que reúne al secretario técnico y a él mismo, le ha dado muestras evidentes de lo que el club viene atravesando. De hecho se ha atrevido a retarlo públicamente, exigiendo nombres y menciones para evitar dar largas a la opinión pública.
Por si fuera poco, está harto de ser señalado. La estrella no aguanta más, porque por si fuera poco se le ha tildado de culpable tras el despido de Ernesto Valverde. Seguir el legado de otras grandes estrellas no ha sido simple, Messi está en el ojo del huracán todo el tiempo y ya viene siendo tiempo de ponerle freno.
Una de las grandes claves ha sido ver la pobre gestión, del equipo principal solo quedan 16 jugadores profesionales, el resto va entre canteranos y desechos que el mismo Setién ha sentenciado; ni una sola incorporación. Messi está que explota, tiene el poder de decisión en sus manos, y pronto podría darse una respuesta. La amenaza está lanzada.