Fútbol y corrupción han sido dos términos muy unidos durante la década dorada del ladrillo y la especulación. Muchos constructores y empresas relacionadas con el sector, se unieron al mundo del fútbol con el fin de sacar tajada y hacer suculentos negocios. La condena y el revuelo causado estos últimos días ante los apoyos que está recibiendo Del Nido, no hacen sino poner de manifiesto una de las vergüenzas nacionales de nuestros días, la corrupción, esta vez, ligada al deporte rey.
Como bien sabemos, a Florentino Pérez, la presidencia del Madrid le ha venido como anillo al dedo, juntando en el Palco del Bernabéu gente selecta de la sociedad castellana, desde políticos, banqueros, sindicalistas y por supuesto empresarios. “Si no estás, aunque sea de vez en cuando, entre los 65 a los que se invita al palco, simplemente, no eres nadie”. Esto se decía entre la gente poderosa y relevante de la oligarquía durante el primer mandato del presidente de ACS en el Real Madrid. Hasta el delincuente chino Gao Ping hacía business rodeado de la castuza más privilegiada.
Lo que pasa en el Bernabéu es la realidad habitual de la mayor parte de los estadios de fútbol importantes de España. En el Camp Nou es la misma historia, al igual que en otros campos, por ejemplo en Málaga. El jeque Al-Thani no invirtió su dinero en el equipo malacitano si no es por la recompensa de una gran obra, como la del puerto deportivo de Marbella. Que les vamos a contar de esta ciudad, la cuna de la corrupción española, Del Nido sabe muy bien de todo esto, ciudad donde habitaba un “tal y tal” Jesús Gil y Gil, ex presidente del Atlético de Madrid, envuelto en una trama corrupta que por supuesto acabó afectando al conjunto colchonero.
Pero sin duda, el caso que más llama la atención es la Comunidad Valenciana, el Valencia CF, equipo arruinado y que pertenece al nacionalizado Bankia, o lo que es lo mismo, todos los españoles somos socios del club de la Capital del Túria. Con un campo a medio hacer, es conjunto valenciano es el paradigma de la burbuja inmobiliaria en torno al fútbol. Su vecino el Hércules también está afectado por uno de los males que ha afectado al fútbol español en los últimos tiempos, “constructor cateto sin conocimientos de fútbol que se compra un equipo de fútbol para especular y hacer negocios”. Otro caso es el de Agapito del Zaragoza.
En un país con 6 millones de parados, con un futuro hipotecado, con un 52% de paro juvenil y con casi un 30% de españoles en situación de pobreza y exclusión social, muchos clubes de fútbol se dedican a gastarse cantidades de millones en traer a gente como Bale o Neymar, no sin antes hacer algo que la permisividad de las instituciones públicas tienen con el mundo del fútbol “el impago a Hacienda por parte del fútbol español”. Por menos, en Reino Unido, otros equipos han bajado a cuarta, el caso más llamativo, el histórico Glasgow Rangers escocés. Aquí mientras tanto, reina la impunidad, solo se salvan los poderosos, Atlético de Madrid, Barcelona, Valencia o Real Madrid, que a la postre son los que más deben al erario público. Mientras tanto el Burgos, el Racing, el Oviedo, el Logroñes, el Mérida o el Salamanca, entre otros, sufren las consecuencias de malos gestores que en muchos casos han llevado a sus clubes a la desaparición. Para ellos, si se aplica la ley.
Lo de Rosell y Del Nido son los últimos casos de oscurantismo y falta de transparencia en la competición española, son las últimas gotas de un vaso que revienta por todos los estamentos de un país arruinado y sin futuro, gracias entre otros a “castuza” como esta. La firma del indulto al presidente del Sevilla, no es sino un capotazo a la corrupción, y digo yo, ¿Estos son los valores que tiene que dar el fútbol a los jóvenes? ¿Es digno todo lo que está pasando en el fútbol español? ¿Qué imagen está proyectando el fútbol español sobre nuestro país? Si al final el Sr. Del Nido es indultado sería otro ejemplo de impunidad que la sociedad decente de este país no debe tolerar. Y es que sin duda, gente como Del Nido son los “Blesas” que hay que sacar fuera del panorama político y deportivo de España, son parte del cáncer que representa el Régimen del 78´.
