Salir del ‘principito’ se ha vuelto un tema demasiado delicado para el club en general
Antoine Griezmann podrá hacer eco de todo lo que ha rodeado su fichaje para el FC Barcelona, pero jamás de la soñadora excelente relación personal que sostiene con los pesos pesados del club. Quizás por eso se explique su baja productividad y la falta de minutos en todas sus órdenes emitidas por Quique Setién a lo largo de esta temporada.
Hoy aparece en la lista de posibilidades de salidas, y las explicaciones han sido demasiado contundentes. Al parecer ha sido el propio Messi el que lo ha decretado. Quiere que Griezmann salga del equipo pero no a cualquier precio, no va a poner en riesgo la integridad de la plantilla y menos si se trata de uno de sus valores mejor cotizados del momento.
El capitán le pone dos nombres a Bartomeu, para sellar de una vez ese tema
Los indicios marcan que la relación es tensa, y el voz a voz dentro del grupo afirma que no es asís. En todo caso están en la línea de darle salida y eso es algo que no pueden ocultar. El argentino es el principal interesado y aprovechando ese enorme peso que le da ser la estrella del equipo, le ha pedido a su jefe como ya lo ha hecho en el pasado el nombre de Neymar.
PSG es el que más ha insistido de todos, y vería con buenos ojos poder realizar una operación a dos bandas, buscando soltarle y facilitar el regreso del brasileño a la casa blaugrana. El otro que pretende sea objetivo es Lautaro Martínez, por el que obligatoriamente tendrán que pujar con 111 o con 120 millones de acuerdo al momento en el que afronten la operación.
Las repercusiones deportivas y financieras si no se acepta son el gran foco del momento
No hay razones justificadas para determinar el poco feeling que han hecho este par de jugadores, unos dicen que es por la personalidad de Leo, otros por la dilatada transferencia que incluyó el escándalo del documental. A día de hoy componen la misma plantilla y esa realidad debería ser distinta. Un estudio ha determinado que el sudamericano le entrega en relación a los demás, menos pelotas en un partido oficial a su compañero de ataque y eso ya de por sí dice muchas cosas.
La presión es absoluta, a la presidencia, a la secretaría técnica y en sí a todo el cuerpo directivo. Es una situación que parece haberse salido de control, y ahora más con las amenazas de terminación del contrato por parte del mejor jugador en la historia culé. Los caminos parecen enredados, las decisiones parecen confusas, y mientras tanto el club sigue hundido en la peor crísis de los últimos años.