La gente se está metiendo de más en las formas y pone nervioso a todo el que compone la plantilla
Ganarle al Getafe ha sido para el FC Barcelona un verdadero bálsamo que apoyado por el empate en casa del Real Madrid le ha devuelto la esperanza de LaLiga. Un triunfo luchado, trabajado y más sufrido de lo esperado. Lo que ha contrastado en cada instante ha sido la visión de Setién ante la gente, dejando como saldo una silbatina tremenda.
Al entrenador cántabro no le perdonan una, y más allá de que se ha entregado un buen juego al comienzo, el final del mismo ha sido su cruz. Intranquilos y muy nerviosos, en la afición han caído de espalda tras la confirmación del ex estratega del Betis, pues esperaban una gestión mucho más proyectada en relación a esta dependencia.
Marc André Ter-Stegen ha jugado un partido a orden explícita. Saliendo jugando fue uno de los que más pases ha realizado durante el juego, solo por detrás de los habituales, Messi y Busquets. Esa manera de jugar a desesperar al rival ha terminado desesperando a los suyos, que con una silbatina extendida ha puesto nervioso hasta al mismo técnico.
Eso lo ha querido explicar tras la conferencia de presa, y allí muy permisivo con sus jugadores ha dicho que es un estilo de juego al que no piensan renunciar. Todo lo controlan en salida, corren riesgos para asegurar la posesión. Una veces sale, pero en juegos como el del fin de semana donde presionan, seguro que esa premisa se expone a niveles demasiado altos.
Nadie comprende el porqué de estas situaciones ni mucho menos del porqué la toma de las decisiones sea tan apresurada. Se sabe que el equipo viene presentando un cambio de chip pero ni eso ha sido tan relevante como el hecho de poner en riesgo una temporada entera. Estuvieron finos, y les ha funcionado, el rival tuvo sus ocasiones y al final se llevan un triunfo más sufrido que otra cosa. El plan Setién es cuestionado, su futuro depende de ganar algo.
