El joven delantero, alguna vez considerado la joya de La Masía y heredero del dorsal 10 de Lionel Messi, no ha logrado cumplir las altas expectativas debido a constantes lesiones y un rendimiento irregular. Ahora, el club catalán se ve obligado a aceptar una oferta de 25 millones de euros
El verano de 2024 no ha sido sencillo para el FC Barcelona. Las expectativas estaban por las nubes tras los rumores de fichajes y posibles salidas de jugadores clave. Aunque Dani Olmo fue el único refuerzo importante, los movimientos dentro del equipo generaron incertidumbre. Entre los nombres más discutidos estuvo Raphinha, quien, pese a las especulaciones, se quedó en el club.
Su rendimiento ha sido notable, consolidándose como pieza clave bajo la dirección de Flick. Sin embargo, no todas las historias han tenido un final feliz. Ansu Fati, el joven llamado a liderar el futuro del Barça, ha protagonizado una de las decisiones más difíciles para la directiva. Después de heredar el mítico dorsal 10 de Lionel Messi, sus constantes lesiones y un bajo rendimiento lo relegaron a un segundo plano.
Ansu Fati: de promesa a incertidumbre en el esquema de Flick
Ansu Fati llegó a ser una de las mayores promesas del fútbol mundial. Su irrupción desde La Masía hizo soñar al Camp Nou con un nuevo ídolo. Sin embargo, las lesiones recurrentes frenaron su progresión, y con ello, su rol en el equipo. A pesar de los esfuerzos por recuperarlo, Flick no lo considera una pieza titular en su esquema, lo que ha llevado al Barcelona a tomar decisiones drásticas.
En temporadas pasadas, clubes como PSG y Manchester United ofrecieron más de 100 millones por Ansu. Hoy, esa cifra parece un recuerdo lejano. El club está dispuesto a aceptar 25 millones de euros, una cantidad que refleja su caída en el mercado. Esta drástica disminución en su valor no solo evidencia los retos físicos y deportivos que ha enfrentado el joven delantero, sino también la urgencia del Barcelona por equilibrar sus finanzas
La búsqueda de un nuevo destino para Ansu
Joan Laporta y Deco, conscientes de la situación, trabajan para facilitar su salida en el próximo mercado invernal. La venta de Ansu no solo busca aliviar las finanzas del club, sino también ofrecerle la oportunidad de relanzar su carrera en otro equipo. Sin embargo, para los aficionados, esto representa un golpe emocional.
Ver partir a quien fuera considerado la joya de La Masía no es fácil. Aunque los sueños de verlo brillar con el dorsal 10 se desvanecen, el Barça confía en que un nuevo comienzo será lo mejor para ambas partes. Solo queda esperar si algún club estará dispuesto a pagar los 25 millones que podrían cerrar este capítulo.
