Convencerle desde su actitud es la única vía posible para esta nueva etapa en el cuadro culé
Al chileno ex Bayern de Múnich le está siendo especialmente compleja esta temporada en el FC Barcelona. Vidal, dueño de unas condiciones excepcionales, no está teniendo suerte y continuidad debido a un tema de gustos, al que se ha apegado Quique Setién como parte de su filosofía y su manera de ver y entender el fútbol.
Con un gusto mucho más apegado a los jugadores técnicos y de mayor desmarque, Frenkie de Jong, Busquets, y hasta Iván Rakitic parecen sacarle enorme ventaja. Vidal por su parte se ha tenido que ver envuelto en un proceso de mucha paciencia, en el cual saltar desde el banquillo como revulsivo se ha tornado casi como un común denominador.
En su último juego, ante Getafe lo ha hecho, y ante Granada ya había demostrado indicios. Como ancla lo usan para cerrar los juegos, y es que sus condiciones lo avalan. Certero en los cierres, con un toque de sacrificio y mucha tenacidad, ha hecho ver a su entrenador el juego de otro modo. Tan esencial para ciertos momentos, indiscutiblemente se considera como una pieza clave.
Pero no ha tenido suerte. Llegó a la ciudad Condal con las ganas y estirpe de ser un jugador titular. Con Valverde tuvo sus momentos, pero han acabado por sentarle más por un tema de preferencias directivas. Al paso del tiempo ha cosechado un lugar especial en el 11, pero así mismo lo ha perdido y hoy paga las consecuencias de eso.
En una última publicación en su cuenta de la red social Instagram ha colgado una fotografía, con una leyenda un tanto estremecedora. En ella ha acompañado el momento plasmado con una frase que dice: “La mayor gloria no es caer, si no elevarse en cada caída“. Esa es quizás su mayor muestra de carácter y compromiso, a la que Setién ya ha empezado a mostrarle afecto tras un juego completo donde afirma Vidal se ha comportado de excelente manera.