Superando algunas inconsistencias ofensivas buscan claudicar el mal paso que les ha hecho vivir el cuadro culé en Liga
Desde la llegada de Unai Emery todo mundo ha coincidido en algo, y es en el equipazo tiene el Villarreal. De la confección de la plantilla poco habrá que decir, se han hecho a futbolistas de una trascendencia tremenda, de un nivel parejo y de un talento descomunal. El tema va un paso más allá, y es en cómo ubicarlos dentro del campo, y en las capacidades para variar el planteamiento de su entrenador.
Hasta el momento ha podido sortear ciertos casos, sacando una buena cantidad de puntos, pero dejando enormes dudas en otros medios. El juego en Barcelona fue esclarecedor, y una apretón de orejas justo antes de la real competencia. Desequilibrados, han dejado pasar oportunidades brillantes. El caso es que herramientas las hay, pero quizás no se estén utilizando en la forma que se esperaba.
La clave está en dar rodaje al factor diferencial
Parece imperceptible, pero el fichaje que necesita el Villarreal ya lo tiene en su plantilla y se llama Takefusa Kubo. El ex jugador del RCD Mallorca demostró ser un jugador de una calidad extra ordinaria, con todos los matices para rendir a un nivel demasiado alto, y dispuesto a aceptar su valor en un club donde pueda ser útil.
Hasta acá solo ha jugado 53 minutos, y más allá de eso ya ha soltado destellos de calidad pura. El tema es que para Emery parece casi ni contar, y le tiene solo para rematar los compromisos cuando están complicados. Un sector de la crítica ha decidido emprender una campaña en favor del japonés, para que el entrenador le incluya y pueda ganar efecto en esta nómina.
Si no está para los 90 minutos, a Kubo habrá que blindarle de alguna manera
Parece claro, pero es una realidad cantada. Cuando Kubo ingresa ha dejado algo, desequilibrio, capacidad individual, movilidad, picardía y remate de media y larga distancia. No cabe duda que es un jugador muy picante, diferente y destinado al éxito. Pero por debajo de Moi Gómez parece tenerla muy compleja.
De ahí que surja la idea de jugar a otra cosa modificando tal vez el sistema táctico. Moi es mucho más posicional, con visión de juego y un pase entre líneas excepcional. Con Kubo en una de las bandas surtiendo constantemente a Gerard Moreno la cosa podría ser diferente. Pero quién conoce al grupo y sabe el porqué de las cosas es el entrenador. Hay que verlo, pero no puede morir con la nevera llena.
