La directiva se ha hecho con un crack de la zona, consolidado y dispuesto a aportar su granito de arena
Sergio Busquets es uno de los grandes dinosaurios de la plantilla culé con los que el nuevo entrenador Ronald Koeman no quiere contar. A lo largo de este tiempo le ha dado mucho desde su aporte al club, entregando desde la primera línea de mediocampistas solidez y equilibrio, además de talento para manejar los hilos del desempeño grupal en ataque.
Pero los años no pasan en vano, y su entrega es cada vez menor. En defensa ha perdido consistencia, y en ataque se muestra impreciso además de falto de ideas. Por eso, cuando acordaran los tratos por Miralem Pjanic se hizo pensando en otorgar un revulsivo, y ya le han encargado la tarea de fungir como pivote defensivo.
Koeman busca desde los ajustes tácticos perder la menor consistencia en la zona a futuro
Si bien Pjanic no es propiamente un mediocampista de ese estilo, en el que el equipo se sostenga a la hora de mantener un resultado, si es importante desde su aporte técnico. Con esa riqueza que tiene para manejar, salir jugando y organizar, bien podría dejar de lado la enorme labor que cumplía Sergio en sus mejores años. Además, de sumar personalidad y cumplimiento.
Es un mediocampista de avanzada o media punta re convertido. Sus inicios en Lyon daban fe de ello, ya que se desprendía y llegaba con soltura a zonas de definición. Ahora experimentado y curtido sabe que puede jugar allí, y el entrenador le ha preguntado si está en capacidad. Como se sabe el sistema táctico variará de 3 a 2 mediocentros o pivotes por dentro, junto a De Jong que tendría a priori labores más de construcción que las suyas.
Con Pjanic se gana en control, aunque es una apuesta arriesgada
A Koeman poco parece importarle, de hecho ha dejado caer un par de ideas que a la gente habrá que hacérselas entender en el campo. Cuando le llevaron, le llevaron para recuperar un estilo que por años se mantuvo en el club. El control de pelota y el avance progresivo es una de las tantas tareas, que si instauras un mediocampista de marca seguro se va a perder.
El fútbol moderno exige las dos funciones, y permite que jugadores de tanta riqueza jueguen retrasados con mayor periferia del campo al frente. Por vocación De Jong no es el indicado, y si Busquets no va a ser tenido en cuenta como antes, el señalado es el bosnio de 30 años. Ya en sus redes se ha mostrado complacido por ese nuevo rol, y ha dicho que espera retribuir la confianza en el verde.