Aunque nada les garantiza el éxito, van a agotar los recursos
La situación de Luis Suárez en el FC Barcelona está llegando a una agitada cúspide en la cual ni se sabe si vaya a continuar, ni mucho menos si vaya a salir del club en definitiva. Es un tema que ha encrudecido el ambiente, y que tiene a sus jefes máximos en zonas dependientes 100% de sus acciones futuras.
El último ataque data del Atlético de Madrid, el cuadro colchonero sabe que será el más interesado, yendo hasta el final del mercado por sus servicios y atacando con cifras contundentes sus chances. Sin embargo, la relación entre partes no invita a los protagonistas a ser muy optimistas, más que nada por el último llamado.
El futbolista está cabreado, y ya ha dejado claro que va a presionar por su cuenta
Ese tire y afloja solo le perjudica al mismo uruguayo. No entra en convocatorias, y no juega, lo que deja un margen poco favorable de acuerdo al periodo de adaptación donde sea que termine por firmas. Eso ha dejado una secuela imborrable de dispersión y mala energía al interior del equipo, sobre todo con Ronald Koeman, y más arriba con Bartomeu.
Lo último que se supo era que el presidente culé habría llamado a Gil Marín, consejero delegado de la directiva colchonera para advertir que ellos nunca les perdonaban nada, y en respuesta a esta situación ellos no iba a acceder a soltar al delantero de buenas a primeras. En pocas palabras, se van a remitir al pago que se tiene por sus derechos, que a día de hoy se sitúan en 25 millones de euros.
Simeone, factor decisivo en las decisiones colchoneras
Hasta acá el director técnico de la institución capitalina se ha mantenido alejado de todo control en el mercado de fichajes. Ha permitido que sean los encargados en mover las fichas, pero en este caso si ha roto el esquema. No quiere a otro delantero que no sea el pistolero, ya que le han roto las negociaciones por Cavani, y por Milik.
No importa si toca pagar esa cifra antes mencionada, confía en que a sus 33 años, Luis Suárez todavía pueda rendir al menos dos temporadas más al más alto nivel. De momento todo recae en las decisiones institucionales. Ellos tienen la última palabra y el club vendedor no está colaborando. Un lío tremendo en Can Barça que podría acabar con demandas legales de por medio.