El fútbol no solo se juega en el campo, también se construye con palabras. Sin embargo, anoche en el Nuevo Mirandilla, las ruedas de prensa posteriores al partido entre Cádiz y Mirandés quedaron en un silencio incómodo
El fútbol no siempre es glamour y focos. A veces, es silencio y ausencias. Eso fue lo que ocurrió en el Nuevo Mirandilla tras el partido entre Cádiz y Mirandés. Alessio Lisci, entrenador del Mirandés, se sentó en la sala de prensa, pero no había nadie para escucharle. Ni un solo periodista de Cádiz o de Miranda de Ebro. La distancia y la modestia del club hicieron que la rueda de prensa postpartido, obligatoria por LaLiga, se convirtiera en un acto casi testimonial.
Lo mismo sucedió con Gaizka Garitano, técnico del Cádiz. Ni siquiera los medios locales acudieron. El representante de comunicación del club gaditano bromeó con un “buenas noches, hijos del rock and roll”, pero la realidad era clara, no había micrófonos ni cámaras. Garitano dio su valoración del partido, pero sus palabras quedaron en el vacío.
Las ausencias que hablan más que las palabras
Lisci, por su parte, no tuvo la oportunidad de desgranar su análisis táctico ni de elogiar a su equipo, al que definió en otras ocasiones como un «equipazo». Su silencio forzado dejó un vacío informativo, pero también una imagen que habla de las dificultades que enfrentan los clubes más modestos.
Aunque no hubo micrófonos, es probable que ambos entrenadores tocaran temas recurrentes en sus equipos. La disciplina y las lesiones son dos aspectos que suelen marcar la temporada de cualquier club. Lisci, conocido por su exigencia en el orden táctico, seguramente habría destacado el compromiso de sus jugadores, mientras que Garitano podría haber hablado de la necesidad de mantener la concentración en los momentos clave.
Decisiones arbitrales y errores que quedaron sin voz
En un partido tan igualado, las decisiones arbitrales y los errores defensivos suelen ser temas recurrentes. Sin embargo, anoche no hubo nadie para preguntar. Las ruedas de prensa, obligatorias por LaLiga, se convirtieron en un monólogo sin audiencia, un reflejo de las sombras que a veces envuelven al fútbol más humilde. El fútbol no solo se vive en el campo, también se cuenta. Y anoche, en el Nuevo Mirandilla, la historia quedó sin narrador.