La postura oficial del club ante los grupos ultras y la polémica de los últimos incidentes
Desde el Atlético de Madrid, la postura oficial respecto al Frente Atlético es clara: según la directiva, este grupo ultra neonazi dejó de operar oficialmente en 2014. Miguel Ángel Gil Marín y Enrique Cerezo, dirigentes del club, afirman que el Frente Atlético es un fantasma del pasado que no tiene cabida en el Estadio Metropolitano, y mantienen que su presencia ya no forma parte de la afición. Este discurso ha generado gran controversia, especialmente tras los incidentes racistas protagonizados por miembros del Frente Atlético en el reciente derbi contra el Real Madrid.
A pesar de las afirmaciones de la directiva, los incidentes recientes sugieren lo contrario. Los símbolos y comportamientos extremistas siguen presentes entre algunos sectores de la afición, y la falta de medidas contundentes por parte del club ha permitido que estos actos permanezcan impunes.
Enrique Cerezo y sus declaraciones antes del derbi
Antes del partido, el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, aseguró que en el club “no hay racistas ni antirracistas, sino que son una afición ordenada”. Estas palabras, que intentaban reflejar una posición de neutralidad, terminaron siendo una explicación premonitoria de los comportamientos neonazis y antideportivos que se vieron durante el encuentro. Sin quererlo, Cerezo ofreció una descripción sobre cómo ciertos comportamientos extremos han sido asimilados y justificados bajo la premisa de “orden” dentro del club.
La normalización de estos comportamientos dentro de la afición rojiblanca refleja un problema profundo que la negación institucional no ha logrado resolver. La falta de una condena directa y la ausencia de acciones concretas para erradicar al Frente Atlético evidencian una complicidad pasiva, que solo permite que los incidentes sigan repitiéndose, dañando la imagen del club y afectando a la convivencia en el estadio.
La persistencia del Frente Atlético y la respuesta del club
A pesar de la postura oficial de que el Frente Atlético dejó de existir en 2014, los incidentes recientes muestran una realidad distinta. Los símbolos neonazis y los comportamientos violentos continúan siendo parte de los partidos del Atlético de Madrid, y las declaraciones oficiales no han ido acompañadas de acciones efectivas para erradicar estos grupos. La negación de su existencia no ha sido suficiente para frenar a los ultras que se identifican con el Frente Atlético.
El desafío para el club no solo radica en reconocer la existencia de este problema, sino en tomar medidas activas para combatirlo. Hasta que el Atlético de Madrid no enfrente directamente esta situación y actúe para eliminar estos comportamientos de sus estadios, la presencia del Frente Atlético seguirá siendo un problema persistente y peligroso. La verdadera solución pasa por aceptar la realidad y trabajar junto a las autoridades y la comunidad para garantizar que el Metropolitano sea un lugar seguro y libre de extremismos.