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Ohian Sancet roto

Una nueva lesión ha vuelto a apartarlo de San Mamés justo cuando el equipo más necesitaba su talento. Sancet lidia en silencio con la amargura de un cuerpo que se resiste a seguir su espíritu combativo

En el corazón de Bilbao, la herida de Oihan Sancet late con fuerza. El Athletic Club ha perdido más que a un jugador; ha visto caer a uno de sus guerreros más nobles. Tercera lesión de la temporada, otro capítulo amargo en la historia del “Ciervo” que, como en los versos de José Martí, busca amparo entre la espesura de sus propias batallas.

Su odisea comenzó el 25 de abril del 2000, pero los golpes recientes duelen como puñales, muslo, muslo, tobillo, muslo. Números que hablan de ausencias, siete, dieciocho, treinta y seis, treinta y cuatro días perdidos. Noventa y cinco jornadas de lucha, “y quinientas noches” de espera, como canta Joaquín Sabina. Mientras LALIGA sigue su curso, San Mamés siente la falta de su ‘Pitxitxi’ silencioso.

 Oihan Sancet
Heridas que duelen más allá del césped

Nostalgia de una grandeza soñada

Sancet, a pesar de sus quince goles, no sonríe. La tristeza le envuelve porque sabe que el Manchester United visitará el coliseo rojiblanco y él no podrá pelear. El recuerdo del ‘Teatro de los Sueños’ vibra en su memoria, donde figuras como Óscar De Marcos e Iker Muniain forjaron leyendas bajo las estrellas de Old Trafford.

Han pasado catorce años desde aquella hazaña épica, y aunque en aquel entonces Oihan solo era un niño de once años, el anhelo por vivir noches como aquella lo persigue. En su imaginación, bajo la batuta de Marcelo Bielsa y el eco musical de Carmelo Bernaola, revive cada ‘Lucha de Gigantes’ que llevó al Athletic Club a acariciar el cielo entre fuego y pasión.

El Ciervo que camina entre leones

En su ADN lleva la selva de donde surgió. En San Mamés, Sancet aprendió que entre leones solo sobreviven los valientes y los sabios escapistas. El “Ciervo de Mendillorri”, como cariñosamente le llaman, perfeccionó el arte de desaparecer entre vendajes, sin perder nunca el alma rojiblanca que late en su pecho.

Como el ‘Desaparecido’ que canta Manu Chao, Oihan sigue caminando aunque el dolor le persiga. No estará el 1 de mayo frente al Manchester United, y el viaje a Old Trafford también parece lejano. Pero si algún día su figura se desvanece en la historia, que San Mamés y el Athletic levanten un monumento para recordar a un guerrero que nunca dejó de luchar, ni siquiera herido.

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