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Obsesión del Athletic con Raúl García deja gran olvidado

De a poco se van decidiendo en la plantilla principal, mientras los jugadores clave van en busca de minutos forzosos

En el Athletic de Bilbao existen demasiados casos curiosos de analizar, como por ejemplo el de Raúl García y su dilatada renovación. Quizás el fijarse tanto en situaciones como esta es algo que preocupa a la afición, y deja sin mucho efecto a ciertos jugadores que van empujando de atrás y que tienen toda la ilusión de pegar el salto.

Uno de los casos es el de Asier Villalibre, un canterano de solo 22 años que no ha tenido la gran fortuna de pegar la explosión que permite este suceso. Se ha quedado años luz de una oportunidad en el primer equipo, relegado siempre a la eventualidades, con lesiones o sanciones de por medio en el equipo principal.

Raúl García
Raúl García, mediocampista o delantero del Athletic de Bilbao

De a poco, pero con fe se consiguen los éxitos

La ilusión está intacta, de hecho una de las principales motivaciones provienen de esperanzas sembradas por el simple hecho de ser parte de la germinación de talento que promueve el club. Villalibre se da el lujo de ser el heredero del 20, dorsal que por años vistió Aritz Aduriz, una institución del club en la zona de adelante.

Pero para entenderlo habrá que explicar que por encima le tiene al mismo García, y a Iñaki Williams, un tema de alto calibre. Incluso, los escasos 152 minutos que alcanza durante esta campaña le han servido para analizar su prospecto a futuro, y para sentenciar que el trabajo deberá darle la ruta perfecta. Sabe que Gaizka Garitano es un hombre de riesgos, que conoce a la perfección el modo de trabajo y que entiende que solo así logrará revertir el mal momento.

El triunfo ante Sevilla fuer un impulso tremendo, un envión anímico invaluable

Confiando en el trabajo, y a sabiendas que es una situación drástica, se debe saber que era necesario un click, un choque emocional que levantara la expectativa del club para ir saliendo del abismo. Empezar perdiendo, dar la vuelta al marcador y saber que aún existía mucha tela de dónde cortar les ha significado tres puntos de oro.

Sevilla es un equipo fuerte, que tiene individualidades ricas técnicamente, y está muy bien dirigido por Julen Lopetegui. El triunfo fue un antes y un después, que esperan sea el punto de inflexión para lograr alcanzar los objetivos. Con Berenguer y compañía la apuesta se ha elevado y sirve para analizar que han confeccionado una plantilla suficiente como para seguir dando de qué hablar. Lo vemos.