Imagine un equipo deportivo de una ciudad que consiste en su totalidad de jugadores nacidos en esa urbe, nunca se hace la negociación o la compra de jugadores de fuera de ese núcleo urbano. Eso es lo que sucede en el Athletic de Bilbao, un equipo vasco que compite en la competición de la Liga española. Hay 2,6 millones de vascos en España, una cifra equivalente a la zona metropolitana de Pittsburgh o Liverpool.
En el Athletic nunca han sido relegados de Primera División en toda su historia (compartiendo el honor con el Barcelona y el Real Madrid), y este año, está escondido detrás de los grandes logros del Atlético de Madrid, pero los bilbaínos se clasificaron para la Liga de Campeones de Europa al terminar cuartos en la Liga. La semana pasada vencieron a SSC Napoli para clasificarse para la fase de grupos del torneo por segunda vez.
Los mejores jugadores vascos en el mundo, Alonso, Llorente, Martínez, Illarramendi y Azpilicueta juegan para los equipos más grandes del mundo, Real Madrid, Bayern Munich, Juventus y Chelsea, equipos que pueden pagar traspasos fuera del alcance económico del Athletic Club.
Entonces, ¿cómo el Athletic de Bilbao puede ganar en un juego injusto que prima la capacidad económica de los clubes? Pues ellos construyeron un sistema de cantera como los mejores del mundo y una filosofía diferencial. Lo hacen, porque es su única opción. Equipos como el Chelsea no han desarrollado un jugador primer nivel en su propia academia desde que John Terry debutara hace casi 20 años, el ex capitán Blue es ahora jugador del West Ham. Ese es el secreto del éxito de equipos como el que juega en San Mamés, un proyecto sólido que mediante imaginación y gente de la casa se mantiene año tras año en la élite del fútbol español, europeo y mundial.