El candidato peneuvista no se quita de encima la imagen que desprende
De cara a las elecciones, Barkala sabe que la imagen de viejo que transmite puede ser decisiva. En un principio no pasaba nada, ya que se hablaba de candidatura de consenso. Después irrumpió Arechabaleta, que a sus 63 años tampoco iba a suponer un problema por edad. El gran problema ha llegado con la irrupción de Jon Uriarte.
Porque ahora hay dos perchas teóricamente continuistas. O al menos que surgen al calor del PNV, como históricamente ha sido de gran éxito en el Athletic. Sin embargo, dentro de esas dos perchas continuistas, la de Jon Uriarte es innovadora y revolucionaria. Mientras, la de Barkala, es obsoleta, con el apoyo de miembros también viejos, con la sensación de que su momento ya pasó.
Barkala trata de combatir la imagen de viejo
De hecho, esa imagen de viejo que transmite Barkala comienza incluso a ser una obsesión. Al menos así desprende del cambio de imagen en algunos actos. La tradicional chaqueta gris con camisa aburrida, de abuelete, ha sido sustituida en actos públicos por polo e incluso por una gorra ridícula.
Muestras inequívocas de que pretende asemejar su imagen a la de Uriarte, sin darse cuenta de que para ganar unas elecciones es mejor aportar ideas y mostrar seguridad en uno mismo, que estar pendiente de estos detalles. Porque lo que es ideas, Barkala más bien da bandazos. Cambia de decisión constantemente.
La encuesta lastra a Barkala
Y su discurso se ha ido, poco a poco, conviertiendo en un ataque sistemático a Jon Uriarte. Lejos de proponer cosas nuevas, Barkala lanza puyas sin descanso a un Uriarte que arrasa en las encuestas. Y hablando de encuentas, en las redes sociales se comienza a intuir esa imagen de viejo que transmite Barkala.
De hecho, se ha realizado una encuesta entre socios del Athletic y la respuesta es abrumadora. Casi un 80 por ciento de los encuestados reconoce que Barkala está ya viejo para estos trotes. Las urnas decidirán, pero las sensaciones cada vez alejan más a Barkala del trono en Ibaigane.
