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El viejo Clásico

El verdadero clásico del fútbol español: El Athletic y el Real Madrid

Antes de que el marketing convirtiera al partido entre FC Barcelona y Real Madrid en “El Clásico”, existía otro enfrentamiento que dominaba la liga española: el duelo entre el Real Madrid y el Athletic Club. Este “Viejo Clásico” ha quedado en el olvido, pero sigue muy presente en la memoria de sus aficionados.

Hasta 2012, el partido más repetido en la historia de la liga española era el enfrentamiento entre el Real Madrid y el Athletic Club. A pesar de que este duelo no se promociona como “El Clásico”, sigue siendo un encuentro de gran importancia para los seguidores de ambos equipos.

Los aficionados bilbaínos, en particular, mantienen viva esta rivalidad, viendo en cada enfrentamiento una oportunidad para reafirmar su identidad y orgullo deportivo.

Una rivalidad histórica

El Athletic Club y el Real Madrid son los únicos dos equipos en la historia de la liga que nunca han descendido y que siempre han militado en Primera División. Esta constancia ha alimentado una rivalidad que, aunque ha perdido algo de protagonismo en la capital española, sigue siendo uno de los partidos más esperados en Bilbao.

A lo largo de los años, los enfrentamientos entre estos dos gigantes del fútbol español han estado marcados por intensos incidentes, tifos espectaculares, bufandas y cánticos apasionados contra el equipo contrario. La intensidad de estos encuentros refleja la profundidad de la rivalidad entre ambos clubes.

Orígenes de la rivalidad

La rivalidad entre el Athletic Club y el Real Madrid tiene raíces profundas y multifacéticas. Desde la primera liga en 1929, ambos clubes han competido ferozmente por títulos y honores, generando un respeto mutuo y una animosidad que se ha transmitido a través de generaciones de aficionados.

En la década de los 50 y 60, cuando el Athletic y el Real Madrid dominaban el fútbol español, sus encuentros eran auténticas batallas. Estos partidos no solo eran importantes a nivel deportivo, sino que también tenían un componente social y cultural que alimentaba la rivalidad.

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