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El Athletic tiene su “Balen de Oro”: Valverde impulsa la autoestima de los leones

Mikel Balenziaga ya no juega en el Athletic, pero su huella sigue presente en San Mamés. Tras su retirada, el exlateral es recordado como un ejemplo de humildad y compromiso en el vestuario rojiblanco

El pasado verano marcó el punto final en la carrera de Mikel Balenziaga como futbolista profesional, tras conseguir el ascenso con el Deportivo de La Coruña. Aquella última temporada sirvió como broche a una vida dedicada al fútbol, cerrando su trayectoria desde lo alto, con el club gallego regresando al fútbol profesional. El exlateral vasco, símbolo de compromiso y humildad, eligió despedirse en silencio, con el orgullo de haber sido parte del Athletic Club durante más de una década.

A día de hoy, Balenziaga sigue manteniendo vivo su vínculo con los clubes que marcaron sus últimos pasos. Aunque ya no pisa el césped como jugador, no se pierde ningún detalle de la actualidad de ambos equipos. “En A Coruña me sentí muy querido y aún sigo sus partidos. Hace poco estuve en Ipurua viéndolos contra el Eibar”, reveló en una entrevista reciente. Sus palabras están cargadas de cercanía, pero es evidente que su corazón sigue más atado que nunca al equipo rojiblanco.

Balenziaga revive su vínculo con el Athletic tras el adiós al fútbol

El Athletic club: un hogar que nunca se olvida

A pesar de su retirada, San Mamés continúa formando parte de su rutina. “Voy siempre que hay partido. Lo disfruto muchísimo. Es completamente diferente vivirlo desde la grada. Sientes el ambiente, la emoción, y todo desde otra perspectiva”, confesó, dejando ver cuánto le sigue emocionando vestir aunque ahora sea desde la tribuna los colores del Athletic.

No fue un adiós cualquiera cuando dejó Lezama. Su salida fue acompañada de gestos de cariño y complicidad, en especial por parte de Ernesto Valverde y sus compañeros. En un momento tan simbólico como inesperado, el técnico organizó una despedida muy especial. Le entregaron una portada a modo de broma con el título “Balen de Oro”, una versión personalizada del famoso Balón de Oro que sacó sonrisas a todo el vestuario.

Un gesto inesperado que quedó grabado

El detalle no fue menor para el propio Balenziaga, quien guarda ese recuerdo con especial afecto. “Fue una vacilada que me encantó. Si lo hubiese hecho cualquier compañero, también me habría hecho gracia, pero viniendo de Ernesto, fue aún más especial. Él lo organizó todo”, explicó con humor, mostrando la conexión emocional que mantiene con el técnico y el grupo.

Aunque colgó las botas, su espíritu sigue presente en cada jornada. Su figura es ahora parte de la grada, del recuerdo colectivo y del respeto que se gana quien lo ha dado todo sin pedir protagonismo. El fútbol ya no le tiene en la banda, pero sí en la memoria de quienes aún lo aplauden con admiración.