Los leones están de vuelta
El Athletic Club ha logrado un triunfo memorable en la final de la Copa del Rey, conquistando el trofeo tras una intensa batalla que culminó en la tanda de penaltis contra el Mallorca. Este triunfo no solo marca el fin de una sequía de 40 años sin alzar la Copa del Rey sino que también testimonia la resiliencia y la pasión de un equipo que, liderado por Ernesto Valverde, ha sabido sobreponerse a los desafíos. En Bilbao ya preparan la Gabarra.
Una primera mitad complicada
El encuentro comenzó con el Mallorca tomando la delantera, merced a una estrategia de juego sólido y directo que complicó al conjunto bilbaíno. El gol de Dani Rodríguez, un golazo que reflejó la eficacia del equipo balear en momentos clave, puso en desventaja al Athletic, que se vio obligado a replantear su enfoque.
Reacción del Athletic
En la segunda parte, el Athletic demostró por qué es un equipo con una rica historia en la competición. La entrada de Mikel Vesga buscó dar una nueva dimensión al juego de los vascos, pero fue la brillantez individual de Oihan Sancet, asistido por Nico Williams, la que permitió el empate y revivió las esperanzas del equipo rojiblanco.
Dominio vasco y definición en penaltis
Con el marcador igualado, el Athletic tomó la iniciativa, empujado por el apoyo incansable de su afición. Aunque el equipo generó múltiples ocasiones para llevarse el encuentro, la solidez defensiva del Mallorca y algunas intervenciones clave llevaron el partido a la prórroga y, posteriormente, a una tensa tanda de penaltis.
El momento decisivo
En los penaltis, la frialdad y la precisión del Athletic se impusieron a un Mallorca que luchó con valentía pero no pudo contrarrestar la efectividad de los lanzadores bilbaínos. La actuación destacada de Julen Agirrezabala, con paradas clave durante el encuentro y en la tanda, se convirtió en uno de los pilares de este triunfo.
Un triunfo para la historia
Este título representa mucho más que un trofeo para el Athletic Club; es el testimonio de un equipo que nunca se rinde, que lucha con corazón y que honra su rica tradición futbolística. Para Ernesto Valverde, este triunfo simboliza un logro personal significativo y refuerza su legado como uno de los entrenadores más respetados en el fútbol español.
La alegría y el júbilo se desbordan en Bilbao, donde una afición fiel y apasionada celebra el retorno de su equipo a lo más alto del fútbol español. El Athletic Club, con esta victoria, no solo rompe una larga sequía sin títulos de Copa del Rey sino que también reafirma su identidad como uno de los clubes más emblemáticos y queridos de España.