El directivo y el entrenador llevan mucho del poder negativo del momento en el club
Una de las grandes tendencias de la actualidad se centra en descubrir el porqué de los males del club en el tema resultados. Unas fuentes apuntan a la falta de activos de nivel, otras sencillamente se han cebado en las implicaciones de su grupo de trabajo. El Athletic viene en crísis y los nombres que primero salen a flote son los de Rafa Alkorta y Gaizka Garitano.
A través de las diferentes redes sociales la afición ha dejado ver su malestar ante semejante situación. Y lo primero que ha emitido es la inconformidad con la mención de estos nombres. El primero porque es un madridista de pura cepa, un declarado fan merengue que intenta hacer las cosas a su acomodo en el trato de las incorporaciones y el manejo del presupuesto del club.
Las decisiones corporativas van de lleno con esta premisa
Si se mira detalladamente, el Athletic club de Bilbao ha carecido de empuje en el área de mayor impacto, los fichajes. En el último tiempo han salido de enormes jugadores y no han sumado al proyecto, un tema que les tiene bastante preocupados de por sí. Por eso, cuando les mencionan a Rafa Alkorta la situación se complica, y se extiende sumando el sentimiento merengue que tiene dentro.
Si algo ha caracterizado a la gente de los leones es que han tenido un sentido de pertenencia ligado a todos sus departamentos, deportivos y directivos. Y no solo de ahora, sino a través de su historia. Eso es un motivo de impulso mayor, que la gente viene reclamando airadamente. Lo que sigue es lo de Garitano, que se ha manejado de buena manera al comienzo y que hoy mismo refleja la pésima gestión en todas sus líneas.
A Garitano le tildan de todo, pero principalmente de falto de jerarquía
Cuando Gaizka llegó al club hubo sensaciones diferenciales, pero la que más sin duda imperó fue el positivismo. Un excelente manejo de los resultados en su primer momento fue el detonante, que les llevó incluso a ponerse a nada de alcanzar puestos en Champions League. Hoy es todo distinto, y la mediocridad ha empezado a rayar la paciencia de todos.
Le dicen que es un entrenador de Segunda división B, que no tiene la personalidad y la jerarquía para administrar a un club de tan alto prestigio en el país y el continente. La incertidumbre es absoluta, y la gente está exigiendo respuestas inmediatas. No quieren seguir pasando por la vergüenza de caer ante equipos inferiores, con dos hombres de más y dejando una pálida imagen.