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Drones que lanzan drogas a los presos en la cárceles

El uso de drones por bandas organizadas pone en jaque la seguridad en prisiones de alta seguridad británicas

El Reino Unido enfrenta una nueva amenaza en sus cárceles: el uso de drones por parte de bandas organizadas para introducir drogas, armas y teléfonos móviles. Según un informe del Inspectorate of Prisons, los dispositivos no tripulados han convertido el espacio aéreo sobre las prisiones en un terreno prácticamente incontrolado. La situación ha sido calificada como una amenaza para la seguridad nacional debido al peligro que representa para centros que albergan a presos extremadamente peligrosos.

Charlie Taylor, inspector jefe del servicio penitenciario, criticó duramente a la policía y al Gobierno británico por “ceder de facto” el control aéreo de las prisiones a estas organizaciones delictivas. En inspecciones recientes realizadas en las cárceles de Manchester y Long Lartin, se detectó una economía ilícita basada en drogas y artículos de contrabando, alimentada en gran medida por los drones.

El informe también reveló que hasta el 39% de los internos de la prisión de Manchester dieron positivo en drogas, y el 50% de los presos en Long Lartin afirmaron que era fácil acceder a sustancias ilícitas.

La violencia aumenta mientras las medidas de seguridad caen en desuso

El aumento del contrabando en las prisiones ha tenido un impacto directo en la violencia dentro de los centros. En la cárcel de Manchester, por ejemplo, se registraron seis muertes autoinfligidas desde 2021, y una séptima ocurrió pocas semanas después de la última inspección. La violencia, impulsada por las deudas generadas por el consumo y tráfico de drogas, ha convertido a este centro en uno de los más peligrosos del país.

Taylor ha pedido al servicio penitenciario y a las fuerzas de seguridad una acción urgente para frenar la actividad de las bandas organizadas y reducir el acceso a drogas y armas en las cárceles. Sin embargo, el informe también apunta que medidas básicas de seguridad, como redes de protección y sistemas de videovigilancia, han quedado obsoletos, facilitando la introducción de contrabando. El deterioro de estas medidas evidencia la falta de inversión y control en un sistema penitenciario que enfrenta múltiples crisis.

El Gobierno británico bajo presión para tomar medidas

En respuesta a la situación, el secretario de Estado de Justicia, Nicolas Dakin, reconoció la gravedad del problema y aseguró que los drones son “un motivo de gran preocupación”. No obstante, Dakin culpó al gobierno previo de heredar un sistema penitenciario en crisis y destacó que ya se están realizando inversiones en medidas como mejoras en ventanas, redes y rejas para impedir que los drones logren introducir cargamentos. Por razones de seguridad, evitó ofrecer detalles concretos sobre las estrategias a implementar.

La presión sobre el gobierno aumenta, ya que el uso de drones en prisiones no solo pone en peligro la seguridad interna de los centros, sino que también supone un desafío tecnológico que requiere soluciones innovadoras. Mientras tanto, el contrabando sigue alimentando una peligrosa economía ilícita que afecta tanto a los reclusos como al personal penitenciario.