El icónico monoplaza de Eddie Irvine regresa a la pista para recordar la breve pero significativa etapa de Jaguar en la Fórmula 1
El Jaguar R2, el monoplaza que compitió en la temporada 2001 de Fórmula 1, volverá a rugir en el Adelaide Motorsport Festival. Este modelo, que en su momento fue pilotado por Eddie Irvine, Luciano Burti y Pedro de la Rosa, marcó un capítulo importante en la historia de la escudería británica antes de su transformación en Red Bull Racing.
Tras un complicado debut en 2000, Jaguar buscó mejorar su desempeño con el R2, un monoplaza equipado con un motor V10 Ford Cosworth capaz de alcanzar las 18.000 revoluciones por minuto. Las expectativas eran altas, pero los resultados no estuvieron a la altura de lo esperado.

El Jaguar R2: una apuesta con resultados limitados
A pesar de algunos avances, el equipo solo logró sumar nueve puntos en toda la temporada, destacando el podio de Eddie Irvine en el Gran Premio de Mónaco. Jaguar finalizó octavo en el campeonato de constructores, un progreso respecto al año anterior, pero insuficiente para consolidarse como un equipo competitivo. La falta de consistencia y los problemas financieros terminaron marcando su destino.
Los días 8 y 9 de marzo, el Jaguar R2 volverá a la acción en el Adelaide Motorsport Festival, esta vez con Andy Higgins al volante. El neozelandés, que ya ha participado en ediciones anteriores del evento con otros monoplazas históricos, será el encargado de llevar el icónico coche verde de nuevo a la pista.
De regreso a la pista en Adelaida
Antes de su aparición en el festival, el R2 protagonizó una exhibición en las calles de Adelaida, ciudad que hasta 1995 albergó el Gran Premio de Australia. Este evento reunirá no solo a monoplazas históricos, sino también a figuras clave en la historia de Jaguar en la F1, como Guenther Steiner, quien formó parte del equipo en 2001 bajo la dirección de Niki Lauda.
La historia de Jaguar en la Fórmula 1 fue corta, pero dejó una huella en el automovilismo. El R2 simboliza el intento de la marca británica por consolidarse en la categoría reina, aunque el proyecto no alcanzó la estabilidad necesaria para prosperar. En 2004, Ford retiró su apoyo y vendió el equipo a Dietrich Mateschitz, dando origen a Red Bull Racing, una de las escuderías más exitosas de la era moderna.