Lo que debía ser un partido más en la recta final de la NBA terminó convertido en un auténtico escándalo. Prigioni, Reid y DiVincenzo fueron algunos de los protagonistas de una trifulca nunca antes vista, que dejó un saldo de siete expulsados
La NBA vivió una de las noches más bochornosas de la temporada regular tras una pelea multitudinaria entre Timberwolves y Pistons que paralizó el Target Center. Lo que inició con una falta común terminó en una trifulca con tintes surrealistas, donde incluso miembros del cuerpo técnico terminaron involucrados. Con apenas ocho minutos por jugar en el segundo cuarto, un cruce entre Naz Reid y Ron Holland derivó en empujones, gritos y una escalada incontrolable de violencia en la cancha.
El caos fue tan grande que los árbitros no tuvieron otra opción que aplicar sanciones ejemplares, siete expulsados en total, incluyendo al técnico asistente Pablo Prigioni, quien perdió el control al intentar separar a los implicados. También fueron expulsados Donte DiVincenzo, además de Holland, Isaiah Stewart, Marcus Sasser y el entrenador de Detroit, J.B. Bickerstaff.

Un duelo sin brillo deportivo que termina siendo el más comentado del año
El marcador, un claro 123-104 a favor de Minnesota, quedó completamente eclipsado por el escándalo. La actuación de los jugadores, el desarrollo táctico o cualquier análisis técnico fueron reemplazados por la pregunta inevitable: ¿cómo llegó la NBA a esto? La tensión acumulada en marzo, donde muchos equipos sienten que no se juegan nada y otros lo arriesgan todo, parece haber explotado en el peor momento y lugar posible.
Con solo dos semanas restantes para definir los puestos de playoffs (la temporada regular finaliza el 13 de abril), este episodio podría marcar un antes y un después en la gestión disciplinaria de la liga. Adam Silver y su equipo tendrán que actuar rápido, ya que la reputación internacional de la NBA está en entredicho. Las posibles sanciones prometen ser severas, en un intento por calmar las aguas antes de la fase más decisiva del campeonato.
Los focos apuntan a Silver tras la peor imagen de la temporada
Ahora, la pelea no solo mancha la jornada, sino que deja preguntas de fondo sobre el clima competitivo de la liga. El tedio habitual de marzo, donde los descansos de estrellas y la falta de intensidad erosionan el espectáculo, parece haber mutado en frustración acumulada. En lugar de soluciones estructurales, lo que se vio en la cancha fue un síntoma grave de desconexión emocional y descontrol.
Mientras los aficionados piden respuestas, los analistas ya anticipan medidas ejemplares. El incidente Timberwolves-Pistons no es solo un altercado más, sino una advertencia de que algo no funciona dentro del sistema actual. La liga, que tanto presume de profesionalismo, se enfrenta ahora a una prueba clave, castigar el caos y evitar que vuelva a repetirse en plena cuenta regresiva hacia los playoffs.