Este miércoles, los hombres de negro se enfrentan al Dijon con la misión de remontar una desventaja de 19 puntos y acceder a la gran final de la FIBA Europe Cup
Este miércoles a las 20:00 h, Bilbao Basket afronta uno de esos partidos que pueden marcar una era. La necesidad de remontar 19 puntos ante Dijon en la FIBA Europe Cup parece un muro infranqueable, pero el recuerdo de noches mágicas mantiene viva la esperanza. Sin sus dos interiores principales, Tryggvi Hlinason y Marvin Jones, los hombres de negro necesitan su versión más valiente, esa que emerge cuando la presión aprieta y la afición ruge como una sola voz.
Jaume Ponsarnau lo tiene claro, no basta con jugar bien, hay que rozar la perfección. La eliminatoria recuerda a la del curso pasado frente al Legia Varsovia, donde también se llegaba con un -19 tras la ida. En aquella ocasión, Miribilla fue un volcán y el equipo respondió con un 81-53 inolvidable. Hoy, el técnico bilbaíno apela al carácter, a la fe y a un pabellón que ya sabe lo que es presenciar milagros deportivos.
Argumentos sólidos para creer en una remontada histórica
Los números también están del lado de los vizcaínos. Esta temporada, el Bilbao Basket ha conseguido ocho victorias por más de 19 puntos, siete de ellas en Europa. En casa, arrasó a rivales como Balkan (+40), Kutaisi (+28) o Prievidza (+21). Fuera de casa también dejó su huella, con palizas en Bulgaria, Georgia y Eslovaquia. En liga doméstica, firmaron un espectacular 79-100 en A Coruña con un último cuarto imparable liderado por Rubén Domínguez.
La clave estará en el ritmo, el acierto desde el perímetro y la energía defensiva desde el salto inicial. Si logran convertir cada posesión en una batalla y someter al Dijon al desgaste físico y emocional, el guion puede empezar a cambiar. Ya lo han hecho antes. Y cuando un equipo recuerda cómo se gana así, el miedo cambia de bando.
Un Dijon vulnerable lejos de casa puede ser la grieta a explotar
Aunque llega con ventaja, el Dijon ha mostrado debilidades a lo largo de la temporada. En liga francesa ha encajado derrotas muy duras: cayó por 26 puntos contra Cholet, por 17 ante Le Mans y por 14 frente a Limoges. Incluso en Europa, se desplomó contra el modesto Oradea, donde llegó a ir 31 puntos abajo antes de maquillar el resultado. Está claro, si se desconectan, sufren.
Ahora, ese es el plan, meter al rival en una espiral de dudas y errores desde el primer cuarto. Bilbao Basket no podrá contar con refuerzos, pero sí con algo más poderoso. El corazón de un equipo que se niega a rendirse y el aliento de una grada que ya ha sido testigo de hazañas imposibles. Esta noche, la historia vuelve a llamar a la puerta de Miribilla.
