La derecha de Carlitos no apareció y Goffin firmó una lección táctica en tres sets
Carlos Alcaraz se marcha de Miami mucho antes de lo esperado. El murciano, que llegaba con ganas de redención tras caer en semifinales de Indian Wells, no encontró ni ritmo ni sensaciones ante un David Goffin que pareció viajar en el tiempo a sus mejores años. El belga fue una roca, el español, un mar de dudas.
El problema no fue solo perder, sino cómo: sin chispa, sin la derecha que tantas veces le ha sacado de apuros, sin saque y sin su habitual fantasía con las dejadas. Su juego no fluyó ni por un segundo en una pista demasiado rápida para su estilo y en la que nunca ha terminado de brillar.
Goffin, veterano y paciente, supo castigar cada error. Se llevó el primer set con inteligencia, forzó el tercero tras aprovechar otro bajón del murciano y sentenció con temple y precisión. Alcaraz, lejos de su versión más dominante, no logró cambiar la dinámica.

La derecha del murciano no apareció
En el set definitivo, todo fue cuesta arriba desde el primer punto. Alcaraz perdió su saque de entrada y ya no fue capaz de darle la vuelta al partido. Ni siquiera el conato de reacción mediado el parcial cambió el guion. Cada intento de acelerar acababa en error.
El belga mantuvo el control con una solidez abrumadora. Seguro al saque y certero en los intercambios largos, no dio margen a las remontadas a las que acostumbra el español. Finalmente, en el noveno juego, selló su victoria dejando a Carlitos con la mirada perdida y las ideas aún más.
Miami sigue siendo territorio maldito para Alcaraz, que una vez más tropieza en sus primeras rondas. Ahora toca resetear y mirar hacia su terreno favorito: la tierra batida. Montecarlo, Madrid, Roma… y Roland Garros asoman en el horizonte como la gran oportunidad de volver a rugir.