Luka Doncic es uno de los jugadores más talentosos y espectaculares de la NBA actual, pero su impacto en los playoffs está dejando al descubierto una grieta preocupante: su bajo compromiso defensivo
Luka Doncic ha maravillado al mundo con su creatividad en el balón. Nadie duda de que es uno de los jugadores más talentosos que ha visto la NBA en los últimos años. Su control del ritmo, visión periférica y capacidad para definir jugadas complejas lo convierten en un espectáculo constante. Pero cuando el juego cambia de lado y la pelota está en poder del rival, el esloveno se vuelve una debilidad evidente.
La postemporada no perdona. Ahí, la falta de compromiso en defensa se nota más que nunca. Doncic, como ya ocurrió con James Harden en sus mejores años ofensivos, brilla solo en una mitad del campo. En la otra, se transforma en objetivo predilecto de los ataques rivales. El problema no es nuevo, pero en estos playoffs se ha vuelto estructural. Como dijo Nico Harrison tiempo atrás, “a este ritmo físico, no hay futuro competitivo a largo plazo”. Y ahora, la frase resuena con otra dimensión.

Lebron pone el cuerpo: pero el desgaste se cobra caro
Mientras Luka resta en defensa, LeBron James intenta sostener la estructura defensiva angelina a sus 40 años. En cada jugada crítica, el veterano se ve obligado a aparecer donde no debería. El problema se agrava cuando compañeros como Rui Hachimura y Austin Reaves deben suplir lo que Doncic no puede contener. Los Lakers están al límite físico y emocional. El sistema se descompone, y eso se paga en el marcador.
El Juego 4 fue el reflejo de esa fragilidad. Luka y LeBron sumaron apenas siete puntos combinados en el último cuarto, con un pobre 1 de 8 en tiros. Los Lakers dejaron escapar 13 puntos de ventaja en ese tramo final. Ahora, es la primera vez en 25 años que un equipo no realiza cambios durante toda una segunda mitad en playoffs. Esa cifra resume la fatiga acumulada. Y la falta de rotación profundiza un problema que nace en la defensa.
Sin defensa no hay coronas, aunque sobre el talento
La ofensiva de Doncic es arte puro, pero los campeonatos no se ganan solo con arte. Minnesota lo entendió rápido, presionarlo, desgastarlo y exponer su defensa es la ruta para vencer a los Lakers. Al final, el cansancio lo alcanza y los cierres de partido lo delatan. Si el equipo quiere aspirar a más, su referente necesita comprometerse en ambos extremos del campo.
J.J. Redick reclamó tras el partido por una falta no cobrada a Doncic, pero la verdadera reflexión está en otro lado. El talento sin entrega física no basta. Michael Jordan lo supo. Kobe también. LeBron lo predicó con el ejemplo. Si Luka quiere entrar en esa conversación, necesita más que puntos espectaculares, requiere resistencia, constancia y un cambio real. Porque en esta NBA, quien no defiende, no sobrevive.