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Estabilidad del sistema eléctrico: Claves para entender cómo funciona la red eléctrica

La estabilidad de la red, un equilibrio crítico entre generación y consumo

El reciente apagón eléctrico masivo en España ha dejado en evidencia lo delicado que puede ser el funcionamiento de un sistema eléctrico nacional. Aunque términos como “frecuencia”, “generación” o “protecciones” pueden sonar técnicos, entenderlos es esencial para comprender por qué un fallo puntual puede desembocar en una desconexión generalizada.

En sistemas eléctricos como el europeo, la frecuencia estándar es de 50 Hz, y esta frecuencia solo se mantiene si hay un equilibrio exacto entre la electricidad generada y la consumida en tiempo real. Si una de esas dos variables cambia bruscamente, la frecuencia se altera y, con ello, la estabilidad de toda la red se ve comprometida.

¿Qué ocurrió exactamente durante el apagón?

Según los datos aportados por Red Eléctrica y el Gobierno, el día del apagón se produjo una pérdida súbita de generación eléctrica de unos 15 gigavatios en solo cinco segundos, lo que representaba en ese momento alrededor del 60 % de la demanda nacional. Una caída de tal magnitud en tan poco tiempo es extremadamente rara y representa un desafío técnico de primer nivel.

Ante una situación así, el sistema eléctrico está diseñado para activar automáticamente otras fuentes de energía disponibles, como centrales hidroeléctricas o de gas, que pueden responder en segundos. Pero en este caso, la caída fue tan brusca y tan grande que no hubo tiempo ni capacidad suficiente para compensar el desbalance.

¿Por qué se produce el apagón?

Cuando la frecuencia de la red baja más allá de ciertos límites, entran en juego los sistemas de protección, que funcionan como una especie de freno de emergencia. Estos relés cortan partes de la red de manera automática para evitar daños graves en las infraestructuras eléctricas o un colapso completo del sistema nacional. Es esa desconexión en cascada lo que genera el apagón.

La posterior recuperación del sistema no es inmediata: debe hacerse paso a paso, asegurando que frecuencia y voltaje estén en parámetros seguros, y reconectando centrales, líneas y consumidores de forma gradual.

Una lección sobre la fragilidad de la red

Lo ocurrido demuestra que, aunque el sistema eléctrico europeo es uno de los más avanzados del mundo, su estabilidad sigue dependiendo de una respuesta ultrarrápida y coordinada ante imprevistos. La transición energética hacia fuentes renovables, que muchas veces no aportan inercia al sistema, hace aún más complejo mantener ese equilibrio.

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