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El negocio del miedo a los okupas ¿ Quién se está beneficiando realmente ?

Auge de beneficios gracias al alarmismo

El discurso del miedo a la okupación ha generado una industria multimillonaria en España. En lugar de soluciones, muchos actores económicos están viendo crecer sus ingresos a costa del pánico social. Las compañías de alarmas han sido las primeras beneficiadas. Solo en el último año, aumentaron sus ventas un 23% y sus beneficios se dispararon un 79,8%. El miedo vende, y en este caso, lo hace muy bien.

Las campañas publicitarias, con mensajes alarmistas sobre la ocupación ilegal, han tenido efecto. Aunque los datos reales muestran que los casos han descendido en muchas comunidades, el relato de inseguridad se ha instalado en la opinión pública. Las alarmas se han convertido en un producto de primera necesidad para miles de familias atemorizadas.

El seguro que ya cubría lo que ahora te cobran doble

El negocio no se queda ahí. Varias aseguradoras han empezado a comercializar supuestos “seguros anti-okupas”, que en muchos casos ya están contemplados dentro de las coberturas de las pólizas tradicionales. Sin informar con claridad al cliente, estas compañías promueven productos que generan ingresos extra sin ofrecer protección adicional real.

Lo mismo sucede con las empresas especializadas en desokupación. Solo en 2024, estas firmas aumentaron su facturación un 187% y sus contrataciones crecieron un 56,8%. A día de hoy existen al menos 27 compañías en este sector, muchas sin regulación específica, operando en una zona gris legal y ética.

dueño desokupa ione belarra
Jefe de Desokupa se forra con el miedo

El miedo como herramienta de mercado

Los expertos coinciden en que el fenómeno ha sido sobredimensionado. La okupación es un problema real en ciertos contextos, pero su uso como herramienta de marketing ha creado una burbuja de temor colectivo. Mientras tanto, estas empresas siguen multiplicando beneficios, sin que se discutan las consecuencias sociales de alimentar el miedo como estrategia de negocio.

Convertir la inseguridad en un mercado rentable no solo distorsiona la percepción ciudadana, también desvía recursos y atención de soluciones efectivas y legales. El verdadero debate sigue pendiente: ¿quién gana con el miedo a los okupas?