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Así se elige al nuevo Papa

Comienza el cónclave tras el fallecimiento del Papa Francisco

Con el fallecimiento del papa Francisco, tras doce años de pontificado, el puesto más alto en la jerarquía eclesiástica ha quedado vacante. Su sucesor, cuya elección se conocerá en los próximos días, será el papa número 266 desde San Pedro. El proceso de elección es relativamente sencillo en lo formal. Consiste en una votación secreta que se celebra tras la muerte o renuncia del pontífice. Participan los cardenales menores de 80 años convocados por el Vaticano.

La reunión se conoce como cónclave, del latín cum clavis, por celebrarse bajo llave. Tiene lugar en la Capilla Sixtina, donde los cardenales deben estar aislados del mundo exterior. Ésta junta reúne a cardenales de todos los continentes para escoger al nuevo obispo de Roma. Quien salga elegido será también jefe de Estado del Vaticano. Se espera que el Espíritu Santo inspire la elección.

Antes de comenzar las votaciones, los cardenales hacen un juramento solemne de mantener en secreto absoluto todo lo que ocurra. Las votaciones pueden prolongarse varios días.

Reglas, historia y composición del colegio cardenalicio

Desde el siglo XX, el protocolo está regulado por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregi, aprobada por Juan Pablo II en 1996. Se fijó un máximo de 120 electores. Aunque en 2025 hay 135 cardenales con derecho a voto, se asume que todos podrán participar. Juan Pablo II también estableció que se alojarán en la Casa Santa Marta, dentro del Vaticano.

En 2007, se restableció la necesidad de una mayoría de dos tercios para evitar bloqueos. Solo si pasan muchos días sin acuerdo, se permite cambiar la regla. Cada jornada puede haber hasta cuatro votaciones, dos por la mañana y dos por la tarde. Tras cada votación fallida, se quema el resultado para producir fumata negra.

Cuando se alcanza el consenso, se quema un voto especial que genera fumata blanca, señal al mundo de que hay nuevo papa. El anuncio oficial se hace desde el balcón central. Desde 1975, solo pueden votar los cardenales menores de 80 años. En teoría, cualquier hombre bautizado puede ser elegido, aunque en la práctica siempre es un cardenal.

Durante el cónclave, los cardenales se encierran bajo los frescos de Miguel Ángel. No tienen contacto externo. Cada tres días pueden descansar, pero sin romper el aislamiento. En cuanto el nuevo papa acepta, el cardenal protodiácono anuncia el “Habemus Papam” desde el balcón de la Basílica de San Pedro. Es un momento histórico para millones de fieles.

Un cónclave más global gracias al legado de Francisco

El Colegio Cardenalicio está compuesto por 252 miembros, de los cuales 135 tienen voto. Francisco nombró a 108 electores, ampliando la representación de Asia, África y América Latina. La influencia de Francisco ha sido clave para que el próximo pontífice pueda venir de cualquier rincón del mundo. Ha impulsado una Iglesia más universal y descentralizada.

Durante su pontificado, también promovió reformas que han alejado el centro de poder tradicional de Italia. Aunque la mayoría de cardenales sigue siendo europea, ya no dominan el cónclave. El periodo entre la muerte del papa y la elección del sucesor se llama Sede Vacante. El decano del Colegio de Cardenales convoca el cónclave entre 15 y 20 días después.

En 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, se eligió a Francisco en un cónclave que reunió a 115 cardenales. Fue un proceso ágil, resuelto en apenas dos días. La elección más larga de la historia fue en 1268 y duró casi tres años. Desde entonces, se estableció el enclaustramiento obligatorio para acelerar el proceso y evitar presiones externas.

El nuevo papa definirá el rumbo espiritual y pastoral de más de 1.300 millones de católicos. Su elección será observada con atención desde todos los rincones del planeta.

Antonio Cañizares